Un cuento contarle quiero, que de tierras calientes viene...
Los suspiros comienzan suaves para luego convertirse en gimientes...
Que la piel me la ha erizado eso se oye y se siente, en el centro de mis templanzas donde ya pellizco fuerte, las puntas que usted quiere, morder con furia latente...
Los suspiros comienzan suaves para luego convertirse en gimientes...
Que la piel me la ha erizado eso se oye y se siente, en el centro de mis templanzas donde ya pellizco fuerte, las puntas que usted quiere, morder con furia latente...
Los pellizco muy ansiante pues mucho fuego siento al rodarles pensando son presas fáciles de su boca y sus alientos...
Dulce palpita el botón que aparece rubicundo, en medio de unas piernas que solo reclaman el porqué no tenerlo cerca de su gruta, al señor de viriles piensos...
Me palpita el ansia adentro y los jugos brotan muy lento, los dedos que acarician se empapan en un tormento...
Tormento tengo mojando las entradas de mi aposento, gimiendo fuerte y muy lento el declive hacia lo desconocido de un vuelo que tal vez de placer se va convirtiendo en volcán de vibraciones que los dedos ya van sintiendo...
Que me vine a sus adentros, el fuego de jugo eterno; palpitan los desenfrenos y el pequeño botón encendido de placer lo dejan yerto...
De olores que no sabemos, pues conocernos no hemos tenido la gracia, pero cuán lejos llegan los sabores y el aroma casi paladear podemos cuando las ansias se restallan a miles de kilómetros pero entre sopores y desenfrenos...
Al placer de tirarme sus grandes ansias y mis desvelos...
L.J.A
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