miércoles, 27 de enero de 2021

Nos enamoramos de lo perfecto para terminar amando la imperfección...


Me he dado cuenta que siempre vamos a ser algo maravilloso para alguien pero también en algún momento nos convertimos en algo que se llena de defectos para el otro...

lunes, 11 de enero de 2021

Las cajitas de hormigas...


Esta mañana mientras tomaba mi café bastante cavilante en asuntos que ni siquiera debería contemplar, vino a mi mente un recuerdo de mi infancia bastante particular y es que el motivo también lo fue ya que una pequeña hormiga recorría mi brazo izquierdo mientras yo me encontraba absorta en mi café y las tontas cavilaciones.

Recordé que muy pequeña, la verdad no sé que edad tenía para ese momento, quizá unos 5 o 6 años que son desde ahí que alcanzo a traer recuerdos de mi niñez; el caso es que al ver la pequeña hormiga en mi brazo y desde luego sacudirla comenzó a desplegarse en mi mente aquella tan nítida visión.

Crecí junto a mi madre en la casa de mis abuelos maternos, ellos tenían una bodega en casa y yo disfrutaba viendo aquel mundo para mí alucinante de estantes abarrotados de productos y enseres, vitrinas muy llenas de chucherías y también una donde mi nona (así les llame siempre... Nona y Nono, a mis abuelitos) guardaba todo lo relacionado con mercería; allí había algo a lo que siempre ponía mucha atención, eran unas cajitas transparentes donde venían muchos hilos de todos colores y que cuando mi nona los vendía todos esas cajitas quedaban vacías y yo esperaba ansiosa pues dichas cajitas iban a parar a mis manos.

El caso es que tomaba aquellas cajitas transparentes que incluso tenían su tapa igualmente transparente y me iba corriendo a la escalera que daba al segundo piso de la casa porque allí en la pared había usualmente un caminito de hormigas subiendo sin parar a no sé dónde, las cuales me causaban gran curiosidad; era así como llegaba con mi cajita y rompía aquella columna perfecta de las pequeñas caminantes incansables y zas!!! las atrapaba en mi cajita poniendo esta bocabajo, así me quedaba horas y horas mirando como corrían en muchas direcciones dentro de la cajita buscando una salida.

No sé cuál era mi fascinación por semejante acto que aunque en el momento no lo comprendía era algo no muy bueno.

Me fascinaba jugar con las pobres hormigas atrapándolas y poniéndolas a mi disposición hasta que mi madre me llamaba la atención y me decía deja ya esas pobres hormigas quietas.

El porqué de este recuerdo particularmente en este momento no lo sé o tal vez sí... 

Pero he llegado a la conclusión que a veces sin quererlo encasillamos momentos, personas, situaciones, a nuestro antojo; sin pensar que realmente queremos cambiar de manera poco natural su normal influjo, que podemos matar poco a poco lo que realmente caracteriza a cada ser, sin querer ver que lo primordial de cada actuación es permitir la libertad en todos sus aspectos. 

Cada uno tiene un camino, una razón de ser y estar, pero tantas veces nuestro egoísmo en querer retener algo nos impide ver lo maravilloso que es ver las hormigas correr a su destino.

Posdata

Algo he aprendido, tanto que ahora las hormigas corren libres incluso en mi brazo... Sí, aún vuelven a mí... Es que un día las dejé libres... De escoger, sí

sábado, 9 de enero de 2021

Sinsabores


Tengo la terrible costumbre de sentir como humana, lo confieso...

A veces me convierto en un jilguero que quiere alcanzar las nubes sin pensar que si vuelas demasiado alto puede hacer mucho frío o el sol abrasador puede quemar tus alas...

A veces quiero ver sin ojos y los matices de un mundo que desconozco terminan por derretir las retinas que nunca he tenido...

A veces me convierto en golondrina y emigro a parajes que no están a mi alcance y sencillamente me pierdo en el mundo que no fue hecho para mí...

A veces me empalago de los días con sentido ajeno y descubro que soy un cuento donde el sabor aún no llega...

A veces soy un suspiro y salgo demasiado rápido sin pensar que soy solo aire que se expulsa en solo una ilusión...

A veces me vuelvo desilusión y los torrentes de un río encastado en lo profundo de mi alma se desborda y corre veloz inundando todo a su paso...

A veces me vuelvo infantil y recuerdo que soy una mujer muy chica que no ha aprendido a crecer...

A veces olvido que el mundo no me pertenece y no soy una jugosa manzana que puede dar fragancia en el prado de un campo sin nombre...

A veces me vuelvo nieve, pero que tonta soy porque no conozco lo blanco de su gélida textura...

A veces soy un poema que nunca ha tenido sentido o quizá no solo a veces, sino siempre, soy una rima que jamás se escribió...

A veces no siento el sabor de los vientos que soplan en mi piel y me vuelvo arena que simplemente se desaparece en un soplido...

A veces sueño y olvidó que mi vida no consiste en despertar, sino más bien en seguir dormida creyendo en un mañana...

A veces no quiero levantar la vista a la realidad de sentir, porque sentir es como mil caballos arrastrando tu cuerpo en escape brioso...

A veces me cuento a mí misma que existe un mundo donde Alicia en el país de las maravillas es real y donde Macondo aún se sigue sucediendo una y otra vez en cien años de soledad...

A veces miro el mapa y siento la necesidad de borrar algunas geografías y convertir todo en un mar de posibles destinos...

A veces el alma la siento tan cansada que se inunda de un mar salado inmenso y ahí me doy cuenta que no hay tierra disponible para llegar a un puerto...

A veces los sinsabores no lo son, porque aquí los siento salados, amargos, con sabor metálico y se escurren en la garganta hasta llegar a un hondo mar en donde volverán a encontrar un camino para volver a ser horizonte posible...

A veces me hundo porque así es la vida...

A veces respiro pesares y exhalo largos e imposibles sueños...

A veces, a veces, siento que sigo viva pero sin darme cuenta que nunca he salido de mi cuento...

A veces llegan a mi vida inciertos sabores que se van tornando apetitosos bocados y luego son como agua clara, cristalina, sin olor ni sabor definido, solo corren en declive para nunca más volver...

Sinsabores...

Por Lilian sí...

L.J.A