Porqué el libro...
Pues tu hiciste que llegará a mí, como un hurto por casualidad...
Dedicado... A tus desmemoriadas neuronas; en un tiempo cualquiera en tierras de nuestro Señor...
Y te preguntas donde está aquella mujer que se trepaba en cada pliegue de tu piel.
Aquella mujer que se bebía tus antojos y los exhalaba en suspiros de ardiente lava sobre tu piel.
Dónde está esa mujer que lamía palmo a palmo de tus pasiones más ocultas, de tus pensamientos más procaces.